martes, 21 de septiembre de 2010

Un piurano en Burkina Faso



„ La gente piensa que vengo de Madagascar, del Libanonon o hasta de la China, pero no se imaginan que soy peruano“, cuenta Juan Carlos Valdiviezo. En medio del corazón de la Africa negra, el Perú suena simplemente lejano, exótico y desconocido. Es por casualidad o por providencia divina que el último día de mi estadía africana me he encontrado con un peruano que a su vez está pasando su último día en Burkina Faso. El último día después de pasar 8 anhos en Burkina Faso. Lo encontré en el desierto al límite de Ouagadougou, donde viven los más pobres de los más pobres.

Juan Carlos Valdiviezo es piurano , sacerdote salesiano, y trabaja desde hace 12 anhos en Africa del Oeste. “Siempre quise hacerme misionero, me dije que en el Perú hemos recibido tanto que ya podemos dar a otros“. Para hacerse misioneros salesiano le tocó formarse cuatro anhos en Palestina, antes de que sus superiores le mandaron a Africa del Oeste. „ Mi primera misión fue en Guinea Conakry, un país donde no hay casi ninguna estructura existente“. Después a Bobo Dialasso en el Sur de Burkina Faso y desde hace un anho está en la capital Ouagadougou del país que cuenta entre los cuatro más pobres del planeta.

Pobre en economía y en educación, pero abundante en ninhos. Cuando Carlos se acerca en su moto a la pequenha choza que sirve de capilla, los ninhos del lugar corren para saludarlo. Es un arenal en los suburbios más pobres de una de las capitales más pobres del planeta, donde los salesianos piensan iniciar un proyecto de formación profesional para jóvenes. La tasa de escolaridad para jovenes es aún baja en Burkina Faso, la preocupación más grande de los padres es como reunir el dinero para poder enviar a sus hijos a la escuela para que aprendan a leer y escribir en francés.
El carisma de los salesianos son los jovenes y a Carlos se le nota su entusiasmo por la juventud, aunque a sus 41 anhos y con las primeras canas cuenta en Africa ya casi entre los notables.
„Lo más difícil a aprender fue que el carinho aqui se expresa de manera totalmente distinta de como estaba acostumbrado en el Perú“. Los burkinabés no muestran su carinho directamente, sino a través del tiempo que pasan con uno, a través de la escucha. „Por ejemplo cuando alguién quiere ser tu amigo, no te invita a su casa, sino te pregunta si puede venir a conocer a tu casa“, recuerda Juan Carlos. Hoy , él se siente plenamente realizado en Africa, y más bien ve el Perú con otros ojos. „Cuando regresé la primera vez desde Guinee Conakry, donde no hay ni un semáforo en la capital, al aeropuerto de Lima supermoderno, me creí en un país super moderno“. La pobreza como la riqueza son un asunto relativo.

Sin embargo, del Perú no extranha mucho:„Aqui tenemos el desierto y burros, lo mismo que en Piura“, bromea. Pero sí, le hace falta una cosa, como cualquier peruano en el extranjero extranha la comida peruana.

Juan Carlos tendrá que esperar otro rato hasta que pueda volver a comer su querido ceviche. Manhana le toca emprender camino hacia una nueva misión. Y mientras que yo estaré en un avión de regreso a Hamburgo, Juan Carlos estará en un bus que lo llevará en tres días a través de la calurosa savanna africana hasta llegar a Dakar, capital del Senegal, donde le tocará emprender una nueva misión entre los jovenes.

2 comentarios:

  1. Linda historia y una dedicación por el prójimo, envidiable. Felicitaciones y saludos para Juan Carlos Valdiviezo.

    Cordiales saludos,

    Ernesto

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  2. Como peruana me alegra confirmar una vez más el desprendimiento de un compatriota por otros...
    Sin duda la comida peruana no se iguala... este misionero habrá perdido kilos en Africa pero ganado mucho... mucho más!
    Saludos desde Lima,
    Farrah

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