domingo, 31 de mayo de 2009

Ciao España, bienvenida Holanda

España ha dejado de ser el país de las maravillas para René R. "En Madrid he estado buscando trabajo durante ocho meses y nada. Aquí en Amsterdam, después de 7 meses, ya tengo varios trabajos", cuenta el técnico automotriz oriundo de Cochabamba, Bolivia.

René B. es uno de tantos latinoamericanos que se han visto afectados por la recesión en España donde la tasa de desempleo ha llegado a 17%. Muchos de los latinoamericanos radicados en España salen ahora a probar suerte en otra parte. Holanda, con una tasa de desempleo todavía baja de 3%, resulta ser un destino privilegiado para varios de ellos.

Toos Beentjes dirige desde hace 10 años la Casa Migrante en Amsterdam, una institución de apoyo a los migrantes hispanohablantes, y confirma la nueva ola de migración: "No vemos tantos nuevos migrantes venidos directamente de América Latina, sino latinoamericanos radicados en España que ahora se vienen a Holanda".

Una razón es que la crisis todavía no golpea tan fuerte en Holanda. La otra es que los latinoamericanos con tarjeta de residencia en España pueden entrar legalmente a Holanda. Como turistas, no para trabajar. Pero una vez adentro, encuentran trabajo aún estando de ilegal. "Todavía no hay controles tan fuertes", confirma René. "Pero a partir de 2010, entrarán en vigor nuevos controles con sanciones fuertes a empleadores que dan trabajo a ilegales", cuenta René que también trabaja como ilegal (Por esta razón, tampoco damos su nombre completo y su foto ).
Cada migrante tiene su estrategia para salir de la ilegalidad. Algunos se casan por esta razón con parejas holandesas. Otros, como René, buscan conseguir la residencia indefinida en España con la cual puede trabajar legalmente dentro de toda la Unión Europea.

Sin embargo, la adaptación al nuevo país es duro. "Se necesita coraje para migrar de nuevo, y además a un país cuyo idioma no hablas". René R. habla por experiencia. El cochabambino de razgos andino tiene esta risa amable en los labios que denota que ha sabido llevar las adversidades de sus vida con mucha humildad y dignidad a la vez. René ha vivido 10 años en Estados Unidos, después en Bolivia, después en España. Ha tenido buenos trabajos en su profesión de técnico automotriz y también ha ejecutado trabajos sencillos como limpieza. Todo trabajo digno vale, para él.
Lo importante es la actitud interior: "No debes dejar lugar a que te exploten o te discriminen por racismo". René habla con a voz pausada "Cuando tienes identidad y te respetas a ti mismo, no es tan fácil que otros te exploten".

René, como tantos migrantes, ha dejado atrás su esposa y su familia en España. El trabaja para el momento cuando se puedan reunir. En Holanda o, en un futuro lejano, en Bolivia. "Sueño con vivir en el campo en Bolivia y abrir un pequeño negocio". Pero antes, Holanda es un buen lugar. Por mientras que la crisis la pasa por alta.

jueves, 21 de mayo de 2009

Bicicleteando


La revancha es tardía pero dulce: cuando paseo con mi bici por Amsterdam me siento reparada por todos los años que he sufrido como bicicletista en las calles limenhas. En Lima, los chóferes de autos - desde los ticos más miserables hasta los chóferes de cuatro x cuatro con lunas blindadas - me trataron como una cucaracha: con desdén y ganas de extinguirme. Recuerdo la impotencia que he sentido tantas veces cuando un auto tras otro me cortó el derecho de cruzar. " Los voy a denunciar", les grité más que una vez llena de rabia impotente. La mayoría de los choferes solo me miraban sin ninguna comprensión, algunos murmuraron "gringa loca". Nunca hice la prueba, pero sospeché que la policía habría reaccionado exactamente igual.

Aqui en Amsterdam saco mi bici y me convierto en la reina de las calles, junta con otros miles de ciclistas holandeses. Ya en el primer semáforo rojo, me encuentro dentro de una multitud. Al lado mío un padre ciclista que lleva a sus hijos al colegio: dos hijos delante, uno en un sillón por atrás. Otra chica usa el semáforo para terminar de pintarse los labios. Es común encontrar gente ciclando y hablando por el celular y tomando cafe. Amsterdam es la capital mundial de la cultura ciclista. Aquí se vive sobre y con la bici.

Primera vez que compadezco los choferes de los cuatro por cuatro y los minivans - la mayoría de ellos son taxis - que tratan de abrirse un camino por las calles angostas de Amsterdam. Los ciclistas no les regalamos ni una. Frente a la multitud sobre dos ruedas, solo les queda paciencia y andar a la defensiva.

Lamentablemente padezco también algunas desventajas que pensé eran privilegio de los automovilistas: encontrar un espacio libre donde estacionar la bici demora tanto como el trayecto mismo. Todos les espacios disponibles están llenos. Y para evitar que me roben mi "fiets", mi vieja e indestructible bici holandesa, tengo que gastar más dinero en cadenas que en la compra de la bici misma.

Pero ser reina es vacán: me siento omnipotente, cruzo calles con luz roja, toco el timbre como loca al primero que cruza mi vía, la estaciono por donde me da la gana. Si la luz de la bici no funciona, qué importa, aunque sean las 12 de la noche. Siento que los otros - los autos y los peatones - tienen que dejarme el camino libre. Y, por cierto, me siento moralmente superior porque protejo el medio ambiente, cuido el clima y la salud mía y de los otros. O acaso no ?

Si no fuera por los peatones. Pobres. Los ciclistas no les tenemos clemencia. Si ponen su pie en nuestra vía, casi los tumbamos. Su culpa, si no respetan nuestra vía. Los peatones en Amsterdam caminan a la defensiva, su espacio en la vereda es mínimo, caminan en fila uno tras uno para protegerse tanto de los ciclistas como de los carros.

A veces, pero solo muy a veces, me hago la pregunta inquietante, si acaso reproduzco sobre dos ruedas algo de la cultura combi limeña ?

domingo, 10 de mayo de 2009

Indios, Burkina Faso y la guerra por los impuestos

Qué tienen en común Suiza, Luxemburgo, Austria y Burkina Faso ? Que Alemania les ha declarado la guerra. Aquí viene el cuento.
Desde que el dinero escasea en las arcas públicas alemanas, el ministro de finanzas, Peer Steinbrück, tiene una nueva misión: repatriar el dinero de ciudadanos alemanes que, en lugar de pagar sus impuestos en su país, prefieren depositarlo en cuentas bancarias en Suiza, Austria o Luxemburgo. Los montos que de esta manera se escapan al fisco aleman son considerables, y - esto es lo que más le amarga la vida a Steinbrück y a sus colegas franceses, británicos y estadunidenses -, los buenos vecinos Suiza,Austria y Luxemburgo invitarían a ciudadanos alemanes no solo pasar las vacaciones en sus países sino dejar también su dinero. Así por ejemplo, la evasión de impuestos no está considerada un delito penal en Suiza. Un efecto directo de la crisis económica es que los países de la OECD ejercen mucha presión sobre los paraísos fiscales a que colaboren en la persecución de evasores de impuestos. Peer Steinbrück es uno de los más celosos en este negocio, y más de una vez se le ha ido la lengua, desconociendo totalmente las sensibilidades de países pequenhos frente a países vecinos grandes como Alemania. Pero más allá de la guerrilla entre europeos, sus metáforas denotan como el antiguo discurso colonial sigue presente entre los europeos.
Primero, Steinbrück, comparó a los suizos con los indios, recurriendo a la metáfora de que "no hay que sacar a la caballería, basta que con los indios sepan que uno la puede sacar", en clara alusión a los "indios-suizos". Los suizos declararon la guerra a su manera. Un miembro del Concejo de gobierno cambió demonstrativamente su Mercedes por un Renault, y un parlamentario helvético acusó a Steinbrück de ser nazi. Pero este no aprendió la lección y volvió a meter la pata. Preguntado si a que países iban a invitar a una conferencia sobre regulaciones financieras, dijo con soberbia germana, "claro que vamos a invitar a Suiza, Luxemburgo, Austria también a Burkina Faso". La indignación fue inmediata: Suiza, Luxemburgo y Austria rechazaron ser comparados con Burkina Faso. Era de esperar. No quieren tener nada en común con uno de los países más pobres del continente africano. No quieren tener nada en común con un país, que en sus mentes, es un símbolo por el "subdesarrollo" y la "barbarie".
Lo que Steinbrück no consideró, es que con sus palabras no ofendió solamente a Suiza y Luxemburgo, sino también a Burkina Faso. El embajador de Burkina Faso acaba de exigir disculpas por el gobierno alemán. Lo considera una ofensa ser comparado con un paraíso fiscal como Suiza o Luxemburgo. Porque Burkina Faso significa en su lengua "país de los incorrumpibles" "y no es un paraíso fiscal".