miércoles, 2 de diciembre de 2009

Europa y el Islam



Este afiche del Partido Popular Suizo azuzó los miedos de los suizos:la mujer musulmana en burka y los minaretes en forma de bombas - el Partido Popular Suizo tuvo éxito con esta campanha.


En los últimos años he tenido el privilegio de vivir en tres de los países más prósperos, igualitarios y democráticos del mundo: Dinamarca, Holanda y Suiza. Los tres tienen en común que son pequeños, que se ubican en el centro de Europa, que tienen una población altamente globalizada que habla inglés y varios idiomas más como si nada ; son países que han sabido enfrentar el desafío de combinar eficiencia y apertura económica con una baja tasa de desempleo. Pero sobre todo son países que durante siglos, han sido portadores de valores considerados como principales dentro de Europa y dentro del mundo: Dinamarca con su principio de igualdad social y su tradición de un estado de bienestar (además de sus políticas ecológicas avanzadas que no se cansan de publicitar con motivo de la cumbre de Copenhague); Holanda con su gran tradición de convivencia pacífica y fructífera entre varias iglesias y religiones; Suiza que no solo es la cuna de los bancos sino una de las cunas de la democracia moderna. Debe ser gente feliz que vive allí , y de hecho lo son, como demuestra el primer lugar de Dinamarca en un ranking que hizo una universidad inglesa sobre los países más felices. Y parece que para su felicidad ni siquiera necesitan a Dios. Aunque son países de tradición cristiana (luterana-protestante como católica), hoy en día sus templos sirven más para exposiciones o conciertos que para rezar.

Sin embargo, estos cuasi paraísos terrestres tienen un lado más oscuro, turbador, difícil a entender : su miedo al „otro“, al migrante, especialmente si este profesa la religión musulmana. Este miedo quedó demostrado con el resultado del referendo suizo del domingo pasado: 53,4%% de los que acudieron a votar, se expresaron en contra de la construcción de minaretes en las mezquitas, que es como estar en contra de que se construyeran iglesias cristianas con su campanario.

El voto tan claro de su soberano sorprendió y asustó al propio gobierno helvético. Porque la iniciativa popular lanzada por el partido popular suizo (SVP), el partido de la derecha extrema de Christoph Blocher, había sido minimizado en los medios suizos y muchos políticos de centro-izquierda parecían avergonzarse de la simpleza de sus soberanos. Sobre todo porque en Suiza existen exactamente 4 mezquitas con torres minaretes, porque la mayoría de los musulmanes que viven en Suiza son de los países balcánicos (Kosovo, Montenegro, Bosnia), donde el islam se viste de lo más liberal. Rara vez se deja ver un una musulmana cubierta con velo y burka en los pueblos alpinos de la Suiza central – pero es exactamente allí donde la inciativa ha ganado más votos.

El resultado del referendo no solo generó rechazo, sino aprobación entre algunos vecinos europeos. Geert Wilders, el político neerlandés que debe su popularidad a su islamofóbia extrema, felicitó a los suizos. Lo mismo hizo la danesa Pia Kjaersgaard cuyo partido popular da los votos decisivos en el parlamento danés para que pueda gobernar el liberal Lars Rasmussen.

Cómo se explica que justo en los países que parecen haber mejor solucionado los grandes desafíos de la humanidad - desde la desigualdad social, el desempleo, la ecología hasta la globalización - , que justo en estos países los partidos de la derecha extrema con sus discursos anti-migrantes y anti-islámicos tienen tanta acogida ?

Las explicaciones son varias:

En medio de una época de grandes cambios políticos y de crisis económicas, las identidades nacionales están sacudidas fuertemente – especialmente identidades de naciones pequeñas que no solo buscan su lugar en el mundo sino dentro de la Unión Europea. La gente siente que podría salir perdiendo en estos procesos de cambio . Dónde los políticos del centro no toman en serio estos miedos, la gente se vuelve rápidamente presa de líderes con un mensaje populista de la derecha extrema en sus labios. La paradoja es que estos políticos dicen defender los valores de la liberalidad, la tolerancia y la democracia en contra de un islam considerado como premoderno, machista y violento.

El islam se presta como pantalla de proyección de estos miedos. Por razones reales – en nombre de la religión musulmana algunos fanáticos han cometido los crímenes más atroces de los últimos años – y por razones inventadas. La gente originaria europea percibe signos de la "otredad" musulmana en sus entornos y en los medios, pero en el fondo saben casi nada sobre el Islam: cuáĺes son sus doctrinas, creencias, sus fiestas, sus estructuras y matices. Es más faćil tener miedo de algo que no se conoce. Quién por acá sabia que justo antes del día del referendo suizo, los musulmanes del mundo enter6 celebraban su gran fiesta de sacrificio ? Las mezquitas tienen una tarea pendiente en construir puentes y dar a conocer mejor su religión y su valores a los no musulmanes.
Si no lo hacen, quedan los mensajes sobre un islam premoderno, machista y oscurantista que políticos como Christoph Blocher, Geert Wilders o Pia Kjaersgaard no se cansan de repetir..

Por último no hay que pensar que los alemanes o franceses habrían votado distinto si se les habría preguntado su opinión sobre la construccón de minaretes en sus alrededores. El minarete es solo el símbolo exterior de una presencia musulmana que es un hecho en Europa. Una presencia que da fe que Europa no está cambiando solo políticamente, sino también culturalmente.

1 comentario:

  1. Muy interesante el post. Me alegra haber encontrado tu blog. Lo seguire de ahora en adelante.

    Saludos desde Lima, Perú

    Eliza

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